CIENCIAS DE LA COMUNICACION

martes, 23 de agosto de 2011

EL REY MIDAS


EL REY MIDAS (ORIGINAL)
Erase una vez un rey muy rico cuyo nombre era Midas. Tenía más oro que nadie en todo el mundo, pero a pesar de eso no le parecía suficiente. Nunca se alegraba tanto como cuando obtenía más oro para sumar en sus arcas. Lo almacenaba en las grandes bóvedas subterráneas de su palacio, y pasaba muchas horas del día contándolo una y otra vez.

Midas tenía una hija llamada Caléndula. La amaba con devoción, y decía: "Será la princesa más rica del mundo". Pero la pequeña Caléndula no daba importancia a su fortuna. Amaba su jardín, sus flores y el brillo del sol más que todas las riquezas de su padre. Era una niña muy solitaria, pues su padre siempre estaba buscando nuevas maneras de conseguir oro, y contando el que tenía, así que rara vez le contaba cuentos o salía a pasear con ella, como deberían hacer todos los padres.

Un día el rey Midas estaba en su sala del tesoro. Había echado la llave a las gruesas puertas y había abierto sus grandes cofres de oro. Lo apilaba sobre mesa y lo tocaba con adoración. Lo dejaba escurrir entre los dedos y sonreía al oír el tintineo, como si fuera una dulce música. De pronto una sombre cayó sobre la pila del oro. Al volverse, el rey vio a un sonriente desconocido de reluciente atuendo blanco. Midas se sobresaltó. ¡Estaba seguro de haber atrancado la puerta! ¡Su tesoro no estaba seguro! Pero el desconocido se limitaba a sonreír.

- Tienes mucho oro, rey Midas -dijo. "Sí -respondió el rey-, pero es muy poco comparado con todo el oro que hay en el mundo." "¿Qué? ¿No estás satisfecho?" -preguntó el desconocido. "¿Satisfecho? -exclamó el rey-. Claro que no. Paso muchas noches en vela planeando nuevos modos de obtener más oro. Ojalá todo lo que tocara se transformara en oro." "¿De veras deseas eso, rey Midas?". "Claro que sí. Nada me haría más feliz." "Entonces se cumplirá tu deseo. Mañana por la mañana, cuando los primeros rayos del sol entren por tu ventana, tendrás el toque de oro."

Apenas hubo dicho estas palabras, el desconocido desapareció. El rey Midas se frotó los ojos. "Debo haber soñado -se dijo- , pero qué feliz sería si eso fuera cierto". A la mañana siguiente el rey Midas despertó cuando las primeras luces aclararon el cielo. Extendió la mano y tocó las mantas. Nada sucedió. "Sabía que no podía ser cierto", suspiró. En ese momento los primeros rayos del sol entraron por la ventana. Las mantas donde el rey Midas apoyaba la mano se convirtieron en oro puro. "¡Es verdad! -exclamó con regocijo-. ¡Es verdad!".

Se levantó y corrió por la habitación tocando todo. Su bata, sus pantuflas, los muebles, todo se convirtió en oro. Miró por la ventana, hacia el jardín de Caléndula. "Le daré una grata sorpresa", pensó. Bajó al jardín, tocando todas las flores de Caléndula y transformándolas en oro. "Ella estará muy complacida", se dijo.

Regresó a su habitación para esperar el desayuno, y recogió el libro que leía la noche anterior, pero en cuanto lo tocó se convirtió en oro macizo. "Ahora no puedo leer -dijo-, pero desde luego es mucho mejor que sea de oro". Un criado entró con el desayuno del rey. "Qué bien luce -dijo-. Ante todo quiero ese melocotón rojo y maduro." Tomó el melocotón con la mano, pero antes que pudiera saborearlo se había convertido en una pepita de oro. El rey Midas lo dejó en la bandeja. "Es precioso, pero no puedo comerlo", se lamentó. Levantó un panecillo, pero también se convirtió en oro.

En ese momento se abrió la puerta y entró la pequeña Caléndula. Sollozaba amargamente, y traía en la mano una de sus rosas." ¿Qué sucede, hijita?", preguntó el rey. "¡Oh, padre! ¡Mira lo que ha pasado con mis rosas! ¡Están feas y rígidas!". "Pues son rosas de oro, niña. ¿No te parecen más bellas que antes?". "No -gimió la niña-, no tienen ese dulce olor. No crecerán más. Me gustan las rosas vivas". "No importa -dijo el rey-, ahora toma tu desayuno". Pero Caléndula notó que su padre no comía y que estaba muy triste. "¿Qué sucede, querido padre?", preguntó, acercándose. Le echó los brazos al cuello y él la besó, pero de pronto el rey gritó de espanto y angustia. En cuanto la tocó, el adorable rostro de Caléndula se convirtió en oro reluciente. Sus ojos no veían, sus labios no podían besarlo, sus bracitos no podían estrecharlo. Ya no era una hija risueña y cariñosa, sino una pequeña estatua de oro. El rey Midas agachó la cabeza, rompiendo a llorar. "¿Eres feliz, rey Midas?", dijo una voz. Al volverse, Midas vio al desconocido. "¡Feliz! ¿Cómo puedes preguntármelo? ¡Soy el hombre más desdichado de este mundo!", dijo el rey. "Tienes el toque de oro -replicó el desconocido-. ¿No es suficiente?". El rey Midas no alzó la cabeza ni respondió. "¿Qué prefieres, comida y un vaso de agua fría o estas pepitas de oro?". El rey Midas no pudo responder. "¿Qué prefieres, oh rey, esa pequeña estatua de oro, o una niña vivaracha y cariñosa?". "Oh, devuélveme a mi pequeña Caléndula y te daré todo el oro que tengo -dijo el rey-. He perdido todo lo que tenía de valioso." "Eres más sabio que ayer, rey Midas -dijo el desconocido-. Zambúllete en el río que corre al pie de tu jardín, luego recoge un poco de agua y arrójala sobre aquello que quieras volver a su antigua forma. El rey Midas se levantó y corrió al río. Se zambulló, llenó una jarra de agua y regresó deprisa al palacio. Roció con agua a Caléndula, y devolvió el color a sus mejillas. La niña abrió los ojos azules. Con un grito de alegría, el rey Midas la tomó en sus brazos. Nunca más el rey Midas se interesó en otro oro que no fuera el oro de la luz del sol, o el oro del cabello de la pequeña Caléndula.
FIN

EL REY MIDAS
(VERSION UNO)

Erase una vez un hombre que la naturaleza no lo había dotado de grandes habilidades y sin muchas aspiraciones en la vida, eventualmente se dedicaba a pintar casas que era lo único que lograba realizar con éxito. Dentro de lo poco resaltante en él y lamentablemente no tan bueno es que era una persona muy codiciosa, nunca se alegraba tanto como cuando obtenía dinero para sumar sus ahorros. Lo guardaba en un gran cofre de madera que tenía hacía años en casa, y pasaba muchas horas del día contándolo una y otra vez. Cierto día llegó cansado a casa y con un hambre atroz; se sentó en el mueble con infinidad de alimentos, prendió la televisión y mientras observaba una serie sobre castillos y princesas se quedó dormido. La vasta ingestión de alimentos, la televisión y su sonambulismo lo transportaron a un sueño profundo.
Inmediatamente se situó en un enorme castillo rodeado de guardias, lujos y comodidades. Su avaricia comenzó a crecer indiscriminadamente y como tenía el cargo de Rey del castillo, su inconsciente le decía que todo era pasajero y que pronto volvería a ser el pintor de antes. Así que empezó a cambiar todas las cosas valiosas de oro puro por fantasía china y así ser millonario por siempre. A su par en la habitación de su hogar el sonámbulo amigo comenzaba a pintar todos los objetos de su casa con pintura amarilla creyendo vivir el sueño. Era tanta su emoción que comenzó a gritar muy fuerte, despertando a su impaciente esposa que no podía dormir.
En el sueño se vio atrapado y perdido por los guardias del castillo, escuchaba gritos de reproche. Lo llevaron a rastras para castigarlo y el primer golpe que recibió fue de su mujer que con escoba en mano le hacía recordar que solo era un sueño y que lo único realmente valioso era que ella pudiese descansar.
FIN

EL REY MIDAS
(VERSION DOS)

Había una vez en un castillo muy lejano y poderoso un rey muy peculiar. Este era demasiados sensible con todo lo que acontecía en palacio, amaba las flores, la vegetación y a todas las personas de su reino. Por las mañanas regaba las plantas para que estas no se marchiten y hagan ver hermoso a su castillo, por la tarde iba al pueblo a repartir donaciones a los que más lo necesitaba; tenía una vida de solidaridad y mucho amor por dar. Pero tenía un defecto, una hija materialista que le recriminaba todos los días du forma de ser con la gente y con las cosas en general; ella no quería que se gaste ni una moneda de oro en alguien más, quería todo para ella. Fue tanta su codicia que cierto día le pidió a su padre, el rey, que todas las cosas del palacio sean de oro puro y macizo para que con eso alimente su avaricia y sea muy feliz. El padre supo que ella viajaría al día siguiente de su petición y aceptó con el afán de darle una lección. Dentro de una semana su hija regresó con una maleta cargada de ansias por conocer su nuevo reino lleno de oro. Al entrar al castillo tuvo que cerrar los ojos porque la luz que provenía de dentro era demasiado fuerte, camino sorprendida y vio como todas las cosas hasta la más minúscula e insignificante era de puro oro. En ese momento comenzó a bailar y gritar desenfrenadamente, my contenta porque lo que le había pedido a su padre había sido concedido. Recorrió todo el castillo en busca de su padre, pero este no se encontraba, después de mucho tiempo de recorrer el palacio observó al fondo del jardín real a un hombre de espaldas con la apariencia de un rey; no identificó bien la individuo pero corrió pensando que era su padre, cuando vio su rostro se di cuenta que no era y este le explicó que su padre fue destituido por manejar de mala manera los fondos del reino en banalidades como un palacio lleno de oro y que lo había condenado a vivir en la indigencia. La joven sorprendida y atónita corrió hacia el pueblo llorando y muy triste, en el camino se prometía no volver a pensar en lo rico que una persona puede llegar a ser, sino en la felicidad que sentía al estar con su padre. Cuando se acercó no le dijo nada y lo abrazó fuertemente y prometió vivir en esas condiciones con él por siempre. El padre orgulloso de la fidedigna promesa de su hija le comentó que todo había sido un engaño y que solo quería darle una lección. Regresaron al castillo riendo, recogieron las cosas de oro del palacio y fueron a compartirlas con su pueblo.
FIN

El rey midas
(Versión tres)

En un pueblo pequeño había un rey que tenia mas oro que cualquier persona del planeta, pero eso no era suficiente para el rey midas, así es como se llama. Él quería poseer todo el oro del mundo porque lo que tenia almacenado en sus bóvedas era poco para lo que hay en otras partes. Este hombre tenía una hija llamada Caléndula la cual era totalmente opuesta a su padre, ella era más sencilla, cariñosa y sobre todo muy caritativa algo que no caracterizaba al rey Midas. Un día su hija Caléndula se pone de acuerdo con un sirviente del palacio para hacer que su padre cambie, se prepararon toda una semana para hacer algo que haría que el rey Midas cambie de parecer. Un día el rey midas despertó triste porque se sentía pobre, porque aun le falta tener más oro, en eso aparece un hombre pequeño y vestido de blanco y le dice si es que no está satisfecho con todo el oro que tiene, el rey Midas le dice que no, que él quiere que todo lo que toque sea de oro, la persona misteriosa le dice: entonces te concederé lo que pides, todo lo que toques el día de hoy desde la mañana hasta la hora que te acuestes al día siguiente al salir el primer rayo de sol se convertirá en oro, piensa muy bien lo que tocaras porque después ya no habrá marcha atrás. El rey Midas se sorprendió con lo que le dijo ese misterioso hombre, y comenzó a tocar todas las cosas que él quería sean de oro, en eso llego su hija Caléndula y lo abrazo y beso a su papa, el padre grito no, su hija se sorprendió y le preguntaba qué es lo que pasaba el dijo no nada, seguro que mañana no pasara nada, todo fue una mentira, acabado el día el rey se va a dormir, entonces su hija ayudada por los sirvientes de palacio recordaron todo lo que el rey había tocado y lo reemplazaron por las mismas cosas pero esta vez hechas de oro puro, así también lo hicieron con una estatua hecha de la forma de Caléndula. Al día siguiente el rey midas se despierta y ve que todo estaba brillante, y se da cuenta que todo está hecho de oro puro, aun no lo puede creer, en ese momento sale a buscar a Caléndula su hija para contarle lo sucedido, entra al cuarto de la princesa y se lleva una desagradable sorpresa, su hija se encontraba reposada en su cama, pero esta vez era de oro puro, el rey recordó haberla tocado el día anterior y se comenzó arrepentir, lloraba porque su tesoro más grande que era su hija ya no estaría con él, en ese momento apareció caléndula desde su armario y miro a su padre, el rey corrió a abrazar a su hija, Caléndula le explico todo a su padre y el rey se arrepintió por tanta ambición y que prefería tenerla cerca en vez de tenerla convertida en oro, desde ese momento el rey cambio.
FIN

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